Nereida & Juan

Y sin embargo, siempre, nuestra vida

acaba siendo un día, sólo un día,

un día irrepetible ocupando su centro

y una serie de años sin sentido

sirviendo de ropaje a su memoria.

Es aquel claro día

en el que amanecemos al asombro,

porque todo es verdad a nuestro paso,

y sin ira miramos el espejo,

y por primera vez nos descubrimos

como queremos ser,

plenos,

limpios,

libres,

nuestros.

Antonio Porpetta